Perderse por Madrid

No es tan extraño muchas veces perderse por esta ciudad. A pesar de haber andado mucho por la ciudad de vez en cuando me meto por alguna calle nueva y acabo perdiéndome de la ruta original que seguía. Alguna vez también me ha sucedido esto con amistades, que sabiendo que yo les podía guiar bien por mis conocidos paseos les he llevado por recónditos lugares sin ellos entender como algo así me puede suceder, el caso esque me encanta perderme.

Y como lector te estarás preguntando el porque, bueno, el caso esque no siempre me encanta perderme, no cuando tengo que estar puntual en algún sitio o estoy cansado de mucha caminata, en esos casos no. Me encanta perderme cuando tengo tiempo, voy sin prisa y no me importa desviarme del camino fijado y entrar en caminos nuevos. De esta manera siempre consigo conocer calles nuevas, comercios interesantes o lugares que no sabía ni que pudieran existir en un lugar como Madrid.

Hoy ha sido uno de esos días, iba dando un paseo cuando me tocaba cruzar la M-30 o como se llama ahora calle 30 y de repente no había puente por el que cruzar, el caso esque como todos sabemos la M-30 hace una pseudo-circunferencia, se supone, ya que rodea la ciudad. Y yo he pensado, bueno, si ahora estoy andando para cruzar y tengo que llegar a tal sitio... pues puedo atajar así y ya me encontraré de nuevo con la M-30 y seguramente un puente y así no tengo que ir pegado a todo el trafico. Pero al final ha resultado que me he perdido, ya que he entrado por una serie de calles de formas extrañas que no conducían a ningún sitio y de repente he aparecido en un pinar. El caso esque el pinar estaba alado de la carretera, pero entre tanto árbol parecía que andaba por otro sitio más lejano y más tranquilo, por suerte, para volver al mundo ha aparecido gente que hacia deporte y me han indicado donde estaba el puente que cruzaba la M-30 por esa zona y he podido retomar mi camino.

Eucalipto de Bravo Murillo

Hoy muchos habrán pensado que debía estar un poco loco, y bueno, en cierto modo, mucha falta de razón no les falta. Ya que me he decidido a ir desde Plaza de España hasta 4 caminos andando cuando más sol pegaba, que menos mal que ya es poco.

El caso esque iba caminado por Bravo Murillo cuando me he topado de repente mirando hacia el cielo con un árbol de eucalipto. Y a partir de ahí ha sido cuando la gente ha debido pensar que estaba mal de la cabeza. Ya que he visto que una de las ramas no colgaba muy alto y me he puesto saltar para poder coger una hoja en plan crío. Después de varios saltos he logrado por fin coger la tan preciada hoja y para rematar la he partido en 2 y me he puesto a olerla super emocionado.

Y como son las cosas de los olores, porque nada más oler la fragancia me han venido recuerdos de cuando era pequeño y me he sentido por un momento transportado a las montañas de Pravia, en Asturias, donde solía ir en verano a pasear por esas carreteras plagadas de eucaliptos por todos lados. Aunque también en cierto modo ese ha sido el motivo principal por el que la he querido coger, ya que desde aquellos tiempos, hará ya más de 10 años, no había vuelto a oler ningún eucalipto. 

Asique ese ha sido mi gran hallazgo del día de hoy, un eucalipto en mitad de la calle Bravo Murillo. Que poco hace falta a veces para ser feliz en la vida.

Septiembre llegó

Vuelta a la rutina del día a día. Septiembre ha empezado y con él la vuelta a la normalidad. Adiós al poco bullicio de las calles, a los carteles de cerrado de las tiendas pequeñas, a caminar sin tener que chocarte con nadie, a las vacaciones. Ya solo queda volver a acostumbrarse y en nada seguro que llegan las vacaciones de navidad.

Como reflexión siempre he pensado que septiembre debe ser el mes por culpa del cual mueren más árboles para hacer papel, es mes de matriculaciones de universidades, papeleo atrasado en las oficinas, de compra de nuevos libros escolares, de nuevos éxitos literarios... lo bueno para el resto de árboles esque se acaban los incendios veraniegos que tanto daño hacen todos los años a nuestros bosques.



Yo para celebrarlo he decidido ir andando desde el matadero en Legazpi hasta donde vivo, que es en avenida de América. Tras un a hora y media de caminata me he dado cuenta como ha vuelto a despertar la ciudad prácticamente de un día para otro. Como ya era un poco de noche cuando he andado, he pasado por lados opuestos de la ciudad, en un principio me encontraba en un barrio tranquilo como es delicias, pero luego para intentar acortar y no acabar en Atocha he pasado por Lavapiés, y tenía un ambiente muy festivo, todas las tabernas de la calle Valencia estaban repletas. Se notaba que era tiempo de reencuentro con los compañeros de trabajo y con amistades que han vuelto de las vacaciones. De ahí he continuado por el bullicio de la zona centro: Sol y Alonso Martínez y luego he terminado por las también llenas terrazas de la calle Serrano, pero que presentaban un ambiente completamente distinto, poco bullicio y más picoteo recatado. Aunque las tapas tenían mejor pinta las de Lavapiés. Y de vuelta a la tranquilidad en María de Molina hasta llegar a casa. Aunque yo creo que si al final hubiera ido por Atocha hubiera acortado, pero bueno, me hubiera perdido el ambiente.

Al final casi unos 7 km andando para batir una meta que me tenía propuesta desde hace un tiempo. Llegar andando desde el matadero hasta mi casa. Asique reto conseguido.
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